La iniciativa busca modificar la actual ordenanza que regula las actividades acuáticas en el municipio, garantizando la accesibilidad de personas con movilidad reducida al mar.
El año pasado el Sindicato de Guardavidas elaboró un proyecto que proponía la construcción de diez nuevas bajadas accesibles a lo largo de la costa marplatense. Aseguran que la “falta voluntad política” frenó el tratamiento en las comisiones legislativas, restringiendo el derecho de acceder al mar a locales y turistas que presentan movilidad reducida.
Marcelo Zanetti y Ricardo Martínez del Sindicato de Guardavidas, en diálogo con LA CAPITAL, destacaron la importancia de contar con estructuras tendientes a ampliar las posibilidades de esparcimiento de personas con discapacidad. Resaltaron que el costo de estas construcciones es “mínimo” y que la medida también ayudaría a “incrementar el turismo en la ciudad”.
En 2014, Mar del Plata inauguraba su primera bajada accesible a la playa, en Beruti y la costa. La misma lleva el nombre de Paola Gasco Owens, la nadadora marplatense discapacitada que falleció en 2013 mientras realizaba un entrenamiento en la pileta del Club Náutico. La iniciativa tendría una réplica en dos playas más al sur de la ciudad: una ubicada en el balneario 0 del complejo Punta Mogotes y otra pasando el Faro, a la altura del balneario Horizonte.
A partir de la construcción de la primera bajada, fueron los mismos guardavidas quienes, gracias a la colaboración del dueño del balneario y un sinfín de donaciones de particulares, lograron un acceso directo al mar.
Además de las sillas anfibias que permiten el ingreso y disfrute del mar, realizaron pasillos enrollables de madera y montaron estructuras de sombra para que todos los que tengan que solicitar el servicio tengan garantizado el descanso de la exposición al sol.
Esta actitud innovadora surge, según sostuvieron desde el Sindicato, de “la falta de voluntad política para realizar más bajadas accesibles en la ciudad”.
El proyecto presentado el año pasado fue tomado por el Frente Para la Victoria, pero no fue instalado en orden de prioridad en las comisiones, postergando su tratamiento a lo largo de todo el año.
El rol de la Municipalidad
“La Municipalidad no toma cartas en el asunto. Apenas reconoce las bajadas y solo colabora con dos guardavidas municipales en la playa de Beruti y la costa, pero no le da el interés que realmente necesita”, sostuvo Ricardo Martínez y agregó que “podes hacer un camino de madera, poner dos carpas y poner una silla anfibia, pero si vos no pones un guardavidas para que la gente pueda bajar a la playa y lo tenga a disposición para llevarlos hasta al mar es como si no existiera la bajada”.
A pesar de reconocer que “lo ideal sería que cada playa contara con una bajada accesible”, el proyecto preveía la construcción inicial de diez bajadas. De esta manera, el documento dejaba asentado que resultaba “imprescindible reconocer y asegurar la accesibilidad de personas con capacidades diferentes no solo al ámbito de la playa, tal como lo establecen ordenanzas vigentes, sino esencial y directamente al mar”.
“Acá no se tiene que hablar de costos, nos desvían la conversación. Hay que hablar del fin en sí mismo, y es el derecho de estas personas y me parece que los derechos no se negocian”, sostuvo Zanetti. Ambos profesionales destacaron que “el costo de las bajadas, para la Municipalidad, es mínimo”. “El único costo es el de las maderas -para los pasillos enrrollables-, la mano de obra es muy sencilla. No es tanta la inversión para lo que es el beneficio que dan. Si vos pones en el centro dos bajadas más, todo el mundo que esté con alguien con discapacidad va a poder ir a esas playas también y no los estás limitando a tener que ir a un solo lugar”, explicó Martínez.
Asimismo, los guardavidas destacaron que la iniciativa serviría para fomentar la afluencia turística en la ciudad, transformándose en un destino atractivo para todas aquellas personas del interior del país que no elige la costa para vacacionar debido a las limitaciones que presenta para la gente con alguna discapacidad. “Toda persona que está en una ciudad nueva y tiene una discapacidad está acompañada por otra persona”, destacó Martínez dando cuenta de cómo la medida fomentaría el consumo.
“Contar con una playa exclusiva para gente con discapacidad sería empujar a Mar del Plata a transformarse en una ciudad inclusiva y para todos. Con muy poco se puede hacer mucho”, señaló. Garantizaron, a su vez, que de aplicarse la política “seguirán profundizando la capacitación como hasta el momento”.
“Dentro de las posibilidades que tenemos, las capacitaciones ya las estamos haciendo con la colaboración del Inareps (Instituto Nacional de Rehabilitación Psicofísica del Sur). Nos enseña cómo manejar a una persona con discapacidad, cómo se la debe pasar de la silla de ruedas a la silla anfibia y cómo los tenés que tratar”, informó.
El Sindicato aseguró que este año seguirán insistiendo con la aplicación de la ordenanza que establece que “el turismo es un derecho para todos” y que “a principal causa que fundamenta la existencia del turismo accesible involucra un sentido de justicia social, de solidaridad, de conciencia y sensibilidad”.
“Las personas con discapacidad tienen que tener los mismos derechos que todos y habría que tratar que la Municipalidad se despierte y haga algo”, concluyó Martínez.